ARTÍCULOS DE INTERÉS: NUESTRO BLOG - MVC | ODONTOLOGÍA: Dra. María Virginia Coseglia

MVC ODONTOLGIA
MVC | ODONTOLOGÍA
Dra. María Virginia Coseglia
Alte. Brown 754, 7° "C" (1708) Morón
Email: info@mvcodontologia.com.ar
Whatsapp/Móvil: 11-6043-0759
Dra. María Virginia Coseglia
Vaya al Contenido

Bruxomanía: sepa de qué se trata

MVC | ODONTOLOGÍA: Dra. María Virginia Coseglia
Publicado de en Qué es eso · 2 Agosto 2010
El bruxismo consiste en el hábito inconciente, generalmente nocturno, de rechinar o apretar los dientes como consecuencia de una sobrecarga emocional. Al igual que en otros trastornos psicosomáticos, las consecuencias de esa sobrecarga se manifiestan a nivel orgánico. En este caso, las estructuras afectadas son las que integran el llamado sistema estomatognático, es decir: las piezas dentarias, sus tejidos de sostén, los músculos de la masticación  y las dos articulaciones  que vinculan al hueso mandibular con el cráneo, entre otras.
Por tratarse de un hábito inconciente, la mayoría de las personas que lo padecen lo ignora. Sin embargo,  suelen acudir a la consulta odontológica o médica refiriendo dolores musculares o de cabeza,  ruidos articulares  y/o daños dentarios.  Otras veces, es el profesional quien evidencia sus manifestaciones sin  que el paciente haya podido notar por sí solo ninguna alteración.
Ahora bien, no todas las personas que sufren estrés padecen este problema.  Para que la bruxomanía  tenga lugar es  necesario que el sistema nervioso  no haya “elegido” a otro órgano como blanco de descarga para el estrés y, además,  es imprescindible la existencia de  maloclusión.  Se denomina de este modo a la ausencia de algunas piezas dentarias y/o al posicionamiento incorrecto de éstas dentro de las arcadas. Si bien  la  mayoría de las personas  poseen  maloclusión,  la misma no necesariamente impide  llevar a cabo la función masticatoria en forma eficaz, ni provoca, en muchos casos, por sí sola, daños estructurales en el sistema. Esta situación cambia al hacerse presente la bruxomanía. El rechinar y apretar los dientes, intensifica y prolonga -en comparación con circunstancias normales-  las fuerzas de palanca y de fricción que se ejercen sobre las estructuras del sistema, las cuales comienzan a dañarse como consecuencia de la carga desmedida a la que se ven sometidas.
La odontología no puede actuar sobre el origen emocional de la enfermedad por no estar preparada para ello, pero sí interviene de modo tal de evitar las consecuencias indeseables del trastorno.
Dentro de los procedimientos odontológicos utilizados se encuentran: la ortodoncia, la cual corrige las malas posiciones dentarias; el desgaste selectivo, que corrige  la forma de las piezas  que participan de la maloclusión; los implantes y restauraciones, que reemplazan piezas ausentes; y las placas miorrelajantes o de bruxismo.
Estas últimas son dispositivos similares a un mordillo, confeccionados a la medida de cada paciente, que son utilizados durante las horas de sueño y en aquellas circunstancias  que determinan en el paciente la aparición del bruxismo (Ej.: al conducir). Las mismas, enmascaran la malocusión  (cambian su apariencia por la de una oclusión correcta), logrando “engañar” al sistema nervioso central,  quien no puede  advertirla.
Todos los tratamientos  citados buscan proteger al sistema estomatognático  de las consecuencias desfavorables del bruxismo. Algunas veces, las técnicas  se utilizan en combinación y, otras, el empleo de  sólo una de ellas alcanza para interrumpir el avance de los daños generados. Como siempre, la elección terapéutica dependerá del criterio profesional asociado a  las circunstancias particulares de cada paciente.



Regreso al contenido